La Nueva Normalidad ya tiene dueño

ERÉNDIRA ESPINOSA   08/06/2020

La Nueva Normalidad ya tiene dueño

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ERÉNDIRA ESPINOSA

La Nueva Normalidad ya es una marca registrada ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI). Detrás del nombre está Jorge Flores, quien luego de ver que su negocio de más de 100 años no sobreviviría a la pandemia del covid-19, decidió transformarlo y ponerse a hacer caretas y mamparas, productos esenciales en estos tiempos.

Dijimos: estamos haciendo estos productos, pues vamos a registrar la marca y eso fue lo que hice. Realizamos todo el proceso en el IMPI, la registramos como La Nueva Normalidad”, aseguró.

El empresario concretó el procedimiento a través de internet, pues debido a la contingencia las oficinas del IMPI permanecen cerradas.

Ahora, Flores tiene una nueva marca y un negocio creciente; antes de la pandemia, estaba al frente de Procesos y Acabados en Artes Gráficas PAAGSA, una compañía especializada en cajas, estuches, encuadernación, impresión y agendas, negocio heredado de su familia.

EL TSUNAMI

Cuando estalló la contingencia y se dio a conocer que los negocios con actividades no esenciales debían cerrar, Flores se dio cuenta de que su empresa estaba en riesgo.

Somos una empresa pyme, de 100 empleados, que depende mucho del flujo de capital diario y semanal, no es una empresa con mucho ingreso, necesita el flujo semanal para pagar gastos y nómina, la pandemia nos cayó como un tsunami, hicimos números y si enviábamos a todos 30 días a casa nos íbamos a la quiebra”.

Flores se puso a hacer cuentas un viernes, para el sábado su esposa le dijo que había visto en internet la forma de hacer caretas para protegerse cuando salieran de casa, Flores le comentó que tenía todo el material en la planta, que se lo llevaba el lunes, fue entonces que llegó el “chispazo”:

¡Cuál te traigo el lunes! ¡Ponte a hacer caretas! ¡buenísima idea! Estuvimos en la sala, con los prototipos de otras caretas, sacamos el nuestro, al siguiente día fui a la planta y vi que todos los materiales que teníamos para la fabricación de libros, cajas, acetatos, cinta, todo lo que se usa para la careta estaba listo para usarse y entonces cambiamos de giro”.

Abrirse paso en un nuevo negocio fue un desafío, pero los empleados de la empresa decidieron correr el riesgo y ahora son capaces de hacer pedidos de 100 mil caretas.

Lo más importante que aprendí en este periodo de pandemia fue que primero, la empresa no tiene límites y que lo más importante es el capital humano. La gente se enganchó al ser transparentes con ellos sobre la situación que teníamos”.

Flores confía en que retomarán su negocio de artes gráficas, pero buscarán mantener esta nueva división.

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